A pesar de rechazar la unión entre personas del mismo sexo, la Iglesia
Católica en Tuxtla Gutiérrez no negará el sacramento del bautismo a
niños que sean adoptados por homosexuales.
La polémica sobre la legalidad de los matrimonios igualitarios y el posible derecho a la adopción, trastocan dos de los siete sacramentos de la Iglesia cristiana: el bautismo y el matrimonio.
Fabio Martínez Casilla, arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, reafirmó en conferencia de prensa la negativa a aceptar las uniones entre personas del mismo sexo, puesto que sólo se reconocen a las parejas entre hombre y mujer para el sacramento del matrimonio.
A pesar de lo anterior, dejó claro que sin importar el origen y condición de los padres, la Iglesia Católica no negará el bautismo a nadie. “A ningún niño se le debe negar el bautizo. Todos los niños tienen el derecho de la gracia de Dios”, dijo ante periodistas, sin agregar más sobre el tema.
En ocasiones anteriores, el presbítero José Luis Espinosa confirmó la imposibilidad de negar el bautizo, pero como coordinador de la Pastoral Diocesana de los Medios de Comunicación de Tuxtla Gutiérrez, agregó un elemento condicionante: se debe exigir que los padrinos surjan de un matrimonio católico.
Desde su perspectiva, al infante adoptado por una pareja homosexual y que será iniciado en la vida católica, se le debe garantizar padrinos alineados a las leyes religiosas o como él dice: “un matrimonio de a de veras”; es decir, que los padrinos sean un hombre y una mujer.
Lo anterior debido a que los padrinos adquieren la paternidad espiritual y la responsabilidad integral del bautizado ante la eventual ausencia de los progenitores.
Se debe señalar que la importancia del bautizo y el matrimonio se encuentra en que el Catecismo de la Iglesia Católica expone que los Sacramentos son “los signos eficaces de la gracia, instituidos por Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina”.
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