IMSS, violatorio
¿Qué hizo el pueblo de Chiapas para
merecer una sarta de funcionarios ineptos? Claro que esta situación no
es exclusiva de esta entidad federativa, sin embargo, tratándose de un
lugar donde en cualquier momento estalla el fuego, vuelan las piedras y
surcan el aire los machetes a la menor provocación en ocasiones se me
hace extraño que un pueblo tan aguerrido sea, al mismo tiempo, tan
sumiso para aceptar humillaciones, prepotencia, corrupción y todo tipo
de males por parte de sus funcionarios, electos o no, y que en muchas
ocasiones pone en riesgo la integridad propia o de sus familias e,
incluso, la muerte, como ocurre en el Sector Salud de Chiapas.
Ya Carlos Eugenio Ruiz Hernández, el
secretario del ramo en la entidad, tiene su historial de negligencia que
ha cobrado vidas y que con sólo la palabra de médicos ineptos es
suficiente para dar carpetazo y cerrar el caso, mientras en el Instituto
Mexicano del Seguro Social la misma historia se está repitiendo en
tanto el delegado Yamil Melgar Bravo pregona que en esa institución
federal todo está bien.
Han pasado muchos delegados tan
recordados por todo menos por administrar correctamente el IMSS como
Samuel Orrico Torres y Miguel Ángel Navarro Quintero, de quienes hay
tanta evidencia que usaron el instituto para beneficio personal que las
dudas son pocas y ahora, lamentablemente, las luces de alarma vuelven a
encenderse con la investigación de la Comisión Nacional de Derechos
Humanos a la clínica rural del IMSS en la comunidad Nueva Esperanza del
municipio de Tila por las constantes violaciones a los derechos de la
comunidad indígena que constantemente son agredidos por el personal del
IMSS.
Los derechohabientes, según informó la
CNDH, aseguran que son víctimas no sólo de omisiones, sino de acciones
que vulneran sus derechos, cuando éstos están plasmados en diversos
convenios internacionales signados por la federación y que en estados
como Chiapas son atropellados sin más ni más por las autoridades de
Salud.
Aún recuerdo una nota informativa en el
que Yamil Melgar Bravo, hermano menor del senador Luis Armando Melgar
Bravo, recién nombrado delegado del IMSS en el que aseguraba “se están
cerrando las llaves de la corrupción” al reconocer el robo de
medicamentos en esa institución, situación que obviamente no se
investigó ni castigó a los responsables, optando por cambiar a una
empresa particular el traslado de las medicinas, dejando impune el
saqueo de sus antecesores, cosa que ya en sí daba mala espina.
Al igual que a Eugenio Ruiz, quien ya
bateó dos casos de negligencia médica, entre estos el de una bebé que
fue mandada viva a la morgue, Yamil Melgar tiene en su historial la
muerte de un anciano por falta de atención correcta del personal del
IMSS.
Desafortunadamente para dar credibilidad
a las acusaciones en contra de esas instituciones donde el enfermo no
encuentra sanación y los familiares son víctimas de una mafia médica de
la peor calaña no se necesita más que voltear a ver los casos
particulares, porque somos miles quienes hemos atestiguado esa triste
verdad.
De ahí que a veces, sólo a veces, me
cause extrañeza que los indígenas de Chiapas, aguerridos como ellos
solos, quienes no permiten que se invada sus tierras, defendiéndolas con
su propia sangre, quienes por programas sociales cierran carreteras,
amenazan a quien ose ponerse delante de ellos, sea civil, policía o
funcionario, o la población mestiza que actúa de la misma forma,
tratándose de su salud (ya ni digamos educación) sean tan agachados y se
dejen humillar así nomás, acudiendo a Derechos Humanos para que el
mundo sepa, vea y atestigüe cómo son violentados. ¿Qué hizo el pueblo de
Chiapas para merecer esto? La respuesta es tan obvia que hasta duele
decirla.
Pescando sabores
El titular de una secretaría estatal se
está moviendo muy prudentemente, con mucho sigilo pero listo para
asestar una estocada certera. Diego Valera, secretario de Pesca, aún con
toda su juventud está proyectando un trabajo que aparentemente va a dar
muy buenos resultados y dejar con buen sabor de boca al gremio pesquero
chiapaneco. Con pocos recursos parece ser que su inteligencia,
habilidad y entusiasmo lograrán lo que otros no quisieron hacer, salvo
vender pescaditos que eran parte de programas gratuitos, ¿verdad
Placidito?. Nos veremos pronto aquí, en esta su casa, La Voz del
Sureste.
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