A Galeano.
A su familia.
A Romeo, Yadiel y Abacuc Jiménez López, Andulio Gómez López, Efraín, Gerardo, Ignacio, Esaú, Noé, Saúl, Elder Darinel, Héctor, Marín, Nacho y Jairo.
A los Caracoles zapatistas.
A las Juntas de Buen Gobierno.
A los municipios rebeldes zapatistas.
A las bases de apoyo zapatistas.
A su familia.
A Romeo, Yadiel y Abacuc Jiménez López, Andulio Gómez López, Efraín, Gerardo, Ignacio, Esaú, Noé, Saúl, Elder Darinel, Héctor, Marín, Nacho y Jairo.
A los Caracoles zapatistas.
A las Juntas de Buen Gobierno.
A los municipios rebeldes zapatistas.
A las bases de apoyo zapatistas.
Cuando nos fuimos enterando, cuando las palabras nos fueron llegando, dibujando sin tapujos La Realidad, nuestro se hizo el silencio, nuestro el dolor y nuestra fue la suya digna rabia.
Y
es que al enterarnos de que los apedrearon, nos sentimos apedreados. Al
saber de los machetazos, nos sentimos macheteados, al escuchar las
balas, nos sentimos bien baleados. Al escuchar que su vida fue
cobardemente arrebatada, un instante de nosotros se fue con él.
Desde
acá, desde nuestro acá, entre las calles viejas, grises y mugrientas,
donde mujeres y hombres de todas las edades viven los días y las
noches con la pesada losa de la incertidumbre, frente a un mundo que se
desborona tristemente; desde acá, desde nuestro acá, venimos naciendo
entre las otras palabras, las de quienes como ustedes nos han enseñado a
mirar con el corazón. Y al nacer nosotros nacimos ustedes.
Y
entonces, nos cayó el peso de la esperanza, y con ella la
imaginación: empezamos a sembrar, a compartir las palabras, a vivir
entre las voces, entre las danzas, entre los cantos, entre los sueños
que anidan despiertos en las montañas. Y vamos de aquí pa allá,
escuchando a nuestros hermanos, a nuestros carnales de espíritu, de
sangres, de historias tejidas y heridas.
Y
pese a tantas desgracias que injustamente quieren hundir nuestros
destinos, caminamos y decimos basta, basta de ser muertos en vida, basta
de la brutalidad, de la sangre derramada, basta de acabar con nuestra
tierra, con nuestra madre, con nuestra casa. Basta, reiteramos,
repetimos, una y otra vez, basta de imponer una sola mirada, una sola
voz, un sólo color, un sólo destino, un sólo mañana.
Galeano
vive, lo sentimos, lo sabemos, porque Galeano fue tejiendo su vida con
la acción, y entonces, cuando hay acciones como las que él hacía es
como si la acción nos llevara a él… y con él muchos más que con consciencia, dignidad, amor y trabajo sembraron más allá de este planeta.
Así que: “Desde nuestro hormiguerozero,
nuestro y de nadie, o sea de todos, sépanlo compañeros, han germinado
las semillas de su dignidad y rebeldía, y aunque en la vida impuesta
no tenemos un mañana, en la nuestra, la que esculpimos noche a noche,
tenemos un florido amanecer”.
¡Viva y vive Galeano! ¡Viva el EZLN!
http://komanilel.org
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