El desconocimiento y la ignorancia de unos, y la ambición de otros,
ha colocado a media centena de familias que habitan en Montes Azules en
una situación de riesgo, donde lo que se juega es su propia vida y
seguridad.
Encasillar a los habitantes de Salvador Allende, Ranchería Corozal y
Nuevo San Gregorio como depredadores que ponen en riesgo al ecosistema y
a la humanidad es poner una cortina de humo donde el trasfondo es una mezcla de de ambos casos: la ambición e ignorancia.
¿Cuántos de los que se rasgan las vestiduras “defendiendo la selva” y
haciéndole el juego a Julia Carabias y los políticos y empresarios
ambiciosos han recorrido el territorio donde están los tres poblados?
¿Cuántos han caminado las 8 horas que se requiere para llegar a estos
lugares y conocer realmente qué está pasando en esta parte de la selva?
La historia de las familias de estos tres poblados no es distinta a
la de los miles de mexicanos empobrecidos huyeron de la explotación de
finqueros ambiciosos, solo que a diferencia de muchos de los poblados
que los rodean en el basto territorio de la Lacandona, ellos y ellas
tuvieron la visión para trabajar hacia el interior de si mismos y de su
entorno, y en medio de un ambiente hostil, emprendieron la labor de
cuidar y conservar a lo que llaman la “madre tierra”, porque saben que
de ella dependen.
A diferencia de la mayoría de las familias lacandonas, lo hicieron
sin que de por medio hubiera recursos millonarios de que se ha dado en
llamar “pago por servicios ambientales”, que solo sirve para prostituir
la dignidad de las personas y seguirlas encajonando en el esquema de
prebendas que tan bien le conviene a los poderes fácticos de la región.
Las y los habitantes de Salvador Allende, Ranchería Corozal y Nuevo
San Gregorio caminan desde hace muchos años en la conservación del
ecosistema y en la conservación de su dignidad como pueblo. Quien quiera
vender la idea de lo contrario solo esta jugando con la ignorancia y la
ambición, cada quien sabrá donde se ubican sus juicios y acciones en
este contexto que ahora se vive en la Lacandona.
Por eso el haberlos detenido y criminalizado es una infamia.
Una infamia que en el contexto que ahora se vive en la selva, no hace
más que evidenciar a quienes son los que quieren incendiar más la
región.
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