Pese al aumento del cinco por ciento en
relación con el Impuesto al Valor Agregado (IVA) promulgado por la
reforma fiscal, el tráfico de mercancía continúa latente en la Frontera
Sur de Chiapas, lugar limítrofe entre México y Guatemala, diariamente se
observan a los balseros arriesgar su vida al cruzar por las fuertes
corrientes del río Suchiate, forma de ganarse la vida en una acción
ilegal, pero según digna para sobrevivir.
Aunque las autoridades municipales,
estatales y federales mexicanas han realizado un sin número de
operativos para tratar de frenar el paso de mercancía en la zona que
divide naturalmente a dos países, la actividad persiste con el paso de
los años; prueba de ello, es que para una Comerciante del lado mexicano,
Cristina González Cigarroa manifestó que la mayor parte de sus ventas
durante el 2013 fueron realizadas por chapines, sin embargo, con la
homologación del IVA han decaído un 20 por ciento, aunque eso no es
impedimento para que los guatemaltecos acudan a surtirse de productos
como refrescos, cigarros, cervezas, pañales desechables, azúcar, huevo,
leche, detergentes, aceites comestibles, galletas, entre otros productos
de la canasta básica.
“Pues no es nada nuevo que se pasa la
mercancía por el rio Suchiate, tampoco es nada nuevo que cada que hay
operativos se queda quieta la actividad en esta zona que ya es
denominada comercial, la verdad es que el aumento del IVA si nos afecta
como comerciantes, pero eso tenemos la necesidad de vivir de algo, hemos
buscado algunas estrategias, a veces, se da mucho que vienen personas y
se hacen pasar por policías queriendo estafar a las personas que pasan a
través de las cámaras la mercancía”, expuso.
Es bien dicho que en la Frontera Sur de
México es una zona muy porosa, donde según las autoridades no pasa nada,
pero la realidad es otra, pasa de todo, diariamente a cualquier hora
del día se aprecian que los balseros como comúnmente se les denominan,
pasan cientos de productos por tan solo 20 quetzales ó según la cantidad
de cajas o bolsas a transportar.
Aunque no solo se cruzan productos
comestibles, también existe el tráfico de personas centroamericanas que
van en busca del sueño americano, así lo confirmó Andrés de Jesús Moguel
Escobar, un joven de aproximadamente 20 años oriundo de San Marcos,
Guatemala, que decidió salir de su hogar para enfrentarse a una travesía
larga, pero con la esperanza de realizar una mejor calidad de vida en
Estados Unidos, argumentó que con ayuda de un “coyote” logró pasar hasta
territorio mexicano, sabido de que violento las leyes del Instituto
Nacional de Migración (INM).
“La vida es muy dura en el lugar de
donde vengo, ahorita me dirijo hacia Estados Unidos, ya muchos han dicho
que uno como migrante está expuesto a que sufra en el camino pues, pero
espero que valga la pena caminar muchas horas con tal que tener una
vida mejor, ahorita me ayudaron a pasar unas personas que les llaman
coyotes, me cobraron 40 mil quetzales para pasar hasta Estado Unidos,
espero llegar con bien y después reportarme con mi familia”, relató.
Pese a que estas actividades estén
relacionadas con la ilegalidad, se ha convertido en un cáncer social en
la Frontera Sur de México y Guatemala que por años ha persistido pase a
lo que pese; para algunas personas es mal visto las acciones
clandestinas que pasan arriba de las cámaras de llantas de tráileres que
como testigo se encuentra el rio Suchiate, sin embargo, para otros es
tan solo una cruel pero real historia de mercaderes y migrantes que
luchan por sobrevivir y una añeja forma de vivir.
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