NÉMESIS / Hermes Chávez - Médicos, ¿culpables o inocentes? - Osadía Informativa

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NÉMESIS / Hermes Chávez - Médicos, ¿culpables o inocentes?

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Médicos, culpables o inocentes.
Este domingo quizás para los chiapanecos pasó desapercibida una marcha que, como siempre, a quien afecta es a los automovilistas de la capital del estado y que tuvo su origen en el estado de Jalisco, donde 16 médicos son juzgados penalmente por negligencia médica que llevaría a la muerte a un menor de edad. La protesta de los galenos en el país se convirtió en todo un fenómeno, bajo el argumento que no son dioses ni asesinos, sino humanos, de lo cual estamos totalmente de acuerdo.

Dos de los organizadores de la marcha en Chiapas fueron los doctores Eddie Alfaro Coutiño y Hernán León Velasco, ambos ex presidentes de la Federación de Asociaciones y Colegios Médicos del estado, quienes expusieron los argumentos que justificaron la solidaridad con sus colegas jaliscienses, asegurando que estos son inocentes, pero además plantearon una serie de problemáticas que ha generado el aumento de los casos de negligencias médicas.

Ambos aseguran que la sobrepoblación, la corrupción en el sistema de salud, no sólo de Chiapas sino de todo el país, la poca educación en medicina preventiva y el “acto médico como fuente de ingresos” han causado tanto mal que ya nos encontramos ante un Estado fallido al grado de ningún presupuesto alcanzaría para revertir esta terrible situación.

También sostienen que no se trata de eximir de sus responsabilidades a los médicos que sí sean negligentes, aunque para esto todos los casos tendrían que ser evaluados por la Comisión Estatal de Arbitraje Médico, ya que los Ministerios Públicos no tienen conocimientos especializados en medicina. Aunque esto último es cierto en lo personal considero que si ellos mismos son quienes dictaminan técnicamente si hubo o no, continuaría el mismo cuento de siempre, es decir, se taparían entre ellos para no enlodar el buen nombre de los médicos.
Es cierto que el Estado no ha tenido capacidad ni visión para otorgar la tan cacareada calidad en servicios de salud, que en Chiapas es de la peor calidad con falta de medicamentos, instalaciones, personal e infinidad de irregularidades.

Sin embargo, ahora que los médicos lanzan su grito de guerra se les olvida que por décadas han mantenido de rodillas a pacientes, derechohabientes y familiares, abusando de la enfermedad y convirtiendo la salud en un negocio redituable, porque a pesar de que al egresar rezan el juramento hipocrático como el padrenuestro médico, este se lo pasan por el arco del triunfo. Claro, porque juran por Apolo, Esculapio, Higía, Panacea y todos los dioses paganos, así que qué más da.

Déjenme contarles una pequeña historia que sucedió en Tuxtla Gutiérrez. En un consultorio al oriente de esta ciudad llegó un paciente en deplorable estado, un extraño y desconocido mal le atacaba un oído. El médico cuidadosamente exploró el órgano auditivo, cogió una jeringa, realizó el procedimiento y como un milagro el tipo regresó a la normalidad. Agradecido pagó luego de recibir indicaciones: tendría que acudir cada mes y así lo hizo por un buen tiempo hasta que un día no encontró a su médico, sino a su hijo, quien también era doctor. El sujeto le explicó su problema, el junior exploró el oído, tomó unas pinzas y extrajo una garrapata que, al hincharse de sangre causaba el mal al paciente, y quedó curado. Sin querer mató la gallina de los huevos de oro de su padre, un desgraciado delincuente.

Sólo ahora que los doctores, y doctoras, por supuesto, se ven amenazados, salen a bloquear calles y a querer curarse en salud. Quizás muchos casos de negligencia médica no sean ciertos, pero el pueblo sabe, es testigo porque lo ha vivido en carne propia, que en el sector salud e, incluso, en el privado abundan los carniceros de bata blanca, los traficantes del dolor y la muerte, las prostitutas llamadas doctoras que venden su profesión para obtener grandes ganancias y que entierran tres metros bajo tierra sus errores o ambiciones. ¿Son culpables o inocentes? El sol no se tapa con un dedo.

Y sin embargo…

Los hay, existen también, quizás los menos. Es una fortuna encontrar a uno de ellos, por eso, cuando aparecen como perlas entre el fango no hay que dejarlos ir. Desde aquí agradezco desde lo profundo del alma a ese doctor que no lucra, que no alarga la enfermedad sino la cura y que tiene un sentido humano fuera de serie. Gracias doctor Juan Braulio Zenteno. Médicos negligentes, púdranse en el infierno.

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