En la capital puestos pequeños de dulces, pilas o remedios procedentes
de Guatemala, venden cajetillas de cigarros de dudosa procedencia.
Graves riesgos a la salud representa
consumir los famosos “cigarros piratas”, mientras en los alrededores del
mercado del centro de la ciudad algunos puestos continúan
comercializando este producto de manera “normal”.
En un recorrido por el centro de Tuxtla
Gutiérrez fue posible corroborar que muchas personas que tienen puestos
pequeños de dulces, pilas o remedios procedentes de Guatemala, venden
cajetillas de cigarros de dudosa procedencia, que pueden costar hasta 10
pesos.
“Nosotros nos buscamos la vida; hay
gente que lo compra por que está barato dicen, aunque no sabe igual que
los otros”, dijo brevemente una vendedora de aproximadamente 70 años de
edad, quien desconoce lo que vende y los riesgos del producto.
Según la Comisión Federal para la
Protección Contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) en el país existen más
de 100 marcas de cigarrillos ilegales. Se trata de productos
falsificados, adulterado o incluso, elaborados con ingredientes
desconocidos, “lo que incrementa la posibilidad de contener compuestos
químicos potencialmente tóxicos y distintos a la planta del tabaco, por
lo que no se puede establecer el comportamiento de dichas sustancias en
el organismo”.
Debido a su bajo costo y disponibilidad,
están al alcance de niños y adolescentes, lo que se convierte en un
factor importante de consumo temprano de tabaco, según la Cofepris.
En tanto, especialistas del Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS) explicó que buscan igualar el sabor
del tabaco industrializado, se les pudiera estar agregando algunos
químicos que potencian la toxicidad, lo que incrementa los riesgos a
quien los consume.
“Si está comprobado por parte de
estudios que un cigarro comercial contiene más de cinco mil sustancias
tóxicas, los ilegales tres veces más dañinos. Nosotros recomendaríamos
no consumir ningún tipo de cigarrillos, con advertencia especial para
evitar adquirir aquellos que son piratas”.
Braulio Ramírez, con 32 años de edad,
dijo ser adicto al tabaco desde que tenía 14 años. “Fumo una caja a
diario y a veces dos. No compro cigarros piratas, los he probado pero el
sabor y olor es distinto, las veces que los probé me dejó un mal sabor
de boca, dolores de cabeza y de garganta. Incluso hay ‘chicleritos’ que
venden cigarros piratas que aparentemente son de marca reconocida”.
La Cofepris ha detectado algunas marcas
en el país como Alamo, Aristocrat, Armada, Birmingham, Black Jack, Blue
River, Brass, Bronco, Burton, Capri, Chiapas, Cig One, D&J, D&Y,
Dark, Dart, El Capo, El Elegante, Elite, El Rey, Empire, Evidence,
Palermo, Parliament, Pitbull, Platinum, Police, Popular, Premium Blend,
Royal Club, Ruby, Safari, San Marino, Silver, Sheriff, Silver Elephant,
Single Stick, Soberanos, entre otras.
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