La discriminación por orientación sexual
o identidad de género es un problema que aún cala a la sociedad
chiapaneca, con claros ejemplos que van desde el tan popularizado caso
acontecido en el bar Jack Pub hasta las ya casi habituales e
inadvertidas muestras de discriminación que infinidad de miembros de la
comunidad LGTTB tienen que vivir día tras día.
No es un tema de broma que deba tomarse a
la ligera. Al menos en Chiapas, estamos hablando de un nutrido sector,
que al igual que las mujeres, los indígenas y las personas de raza
negra, se mantienen en una lucha permanente por un derecho universal e
innegable al que aspira cualquier ser humano: EL RESPETO.
A lo largo de años se ha convertido en
una feroz batalla que algunos han tenido que vivir en la intimidad por
el miedo a la no aceptación y otros tantos enfrentan desde los espacios
públicos en busca de algo simple como es el poder de acceder a los
mismos derechos que el resto de la población: a los derechos
igualitarios.
Es una lucha también teñida de sangre,
con cifras vergonzosas que colocan a Chiapas en el quinto lugar a nivel
nacional en la incidencia de crímenes de odio por homofobia; con un
total de tres homicidios de este tipo en lo que va del 2014. El más
reciente, suscitado hace sólo unos días en el municipio de Chiapa de
Corzo.
Durante el presente año se han
documentado 12 casos de detenciones arbitrarias a personas homosexuales
por parte de policías municipales, debido a presuntos delitos de “faltas
a la moral” que no han podido ser comprobados por los agentes
policiales.
Todos los lastimosos datos antes
mencionados ubican a la entidad chiapaneca en el segundo lugar nacional
en casos de intolerancia y discriminación por orientación sexual e
identidad de género.
Son cifras que no pueden pasar
desapercibidas, que deben tomarse en cuenta a la hora de elaborar leyes,
así como políticas sociales y educativas para evitar que la
desinformación, la confusión social y el rechazo provocado por los
dogmas sigan generando tantas muertes y violencia hacia un sector cuyo
único pecado es no encajar en lo estipulado por las “reglas arcaicas”.
Este miércoles se lanzó la primera
campaña contra la discriminación por orientación e identidad de género,
emanada de la sociedad misma. Una iniciativa que sin duda debe sumar a
todos en la construcción de una sociedad de respeto a las diferencias,
donde todos estemos conscientes que debemos estar siempre “Unidos
Diferentes”.
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