Al final, resultó un berrinche, hijo del engaño. Los candidatos de la
nula oposición a la alianza de partidos gobernantes, convocaron a los
medios para dar a conocer una “protesta” contra el excesivo gasto de
campaña de Emilio Salazar Farías. El delegado del INE, reveló después
que los “protestantes”, no presentaron ningún documento que avale su
denuncia, lo que invalida la acción.
Ésto deja a los candidatos en total indefensión mediática, puesto que
si vemos el asunto con objetividad, solo trataron de asustar al muerto
con su propio petate. Si bien el candidato oficialista ha rebasado los
topes de campaña y hace cínico alarde de su poderío financiero, la
estrategia de sus contrincantes, resultó ser tan burda, como las
propuestas de todos los candidatos, quienes a decir verdad, no se han
convencido a sí mismos del rol que juegan en ésta inequitativa elección.
Si revisamos sus propuestas, no encontraremos una sola que nos haga
pensar que existe tantita masa cerebral es sus cabecitas. La mayoría,
son promesas de campañas idas e ideas que, francamente, no han
funcionado ni una sola vez.
Por otro lado, no vemos activismo proselitista por ninguna parte. La
única que visita colonias y barrios, es la candidata del PRD, Alejandra
Soriano y, por supuesto, Emilio Salazar. Los otros, de sus casas no
salen. Hace algunos días, investigando las razones por las que los
candidatos de partidos de reciente creación y otros que han sobrevivido
gracias a eventuales alianzas, no avanzan, descubrimos que una de las
razones por las que no levantan las campañas, es porque carecen de
fondos financieros.
Las dirigencias de los partidos, según aspirantes de distintas
organizaciones políticas, se han negado sistemáticamente a entregar los
recursos de campaña, lo que ha empobrecido aún más, la situación de
éstos. ¿Cómo quieren repuntar si no invierten? Es, por tanto, un
contrasentido que pretendan culpar a otros de las fallas de sus
respectivas dirigencias.
Si a eso unimos la pobreza de discurso, tenemos una campaña sin
sentido y sin ningún incentivo. Entre los aspirantes, están Amadeo
Espinosa y Carlos Nagaya; ambos ya han sido legisladores y alcanzaron el
puesto porque en su momento, fueron ampliamente beneficiados con los
mismos recursos de los que ahora se beneficia Emilio Salazar: dinero del
erario y fondos de programas sociales. Sucedió en los dos sexenios
anteriores, cuando el gobernaron en alianza el PAN y el PRD, con Pablo
Abner Salazar y el PRD, con Juan Sabines.
En esos tiempos no protestaron, porque eran beneficiarios. Todo esto
nos obliga a decir que carecen de moral para exigir equidad, puesto que
hicieron exactamente lo mismo. A los otros, ni en su casa los conocen.
Nadie en su sano juicio, metería las manos al fuego por Emilio
Salazar. Es evidente que ya rebasó, por mucho, el tope de campaña. Eso
nadie lo niega; salta a la vista. Lo malo es el procedimiento, la
estrategia que sus contrincantes utilizan. Berrinchitos de adolescentes
desairados, no contribuyen a la consolidación de un proceso limpio y
democrático, pero sí, confirman la mediocridad y podredumbre donde se
revuelcan quienes creen que la competencia no les es favorable.
No lo es. Eso no está oculto; salta a la vista. Pero tampoco es
viable la exhibición de sus muy bajas condiciones como seres humanos y
como “políticos”. A todo esto, el árbitro de la contienda, no ha sido
honrado ni transparente. De entrada, no ha revisado la entrega de
recursos públicos a los partidos para determinar que lleguen a los
candidatos y éstos hagan una campaña digna.
Por otro lado, las quejas que le han sido presentadas para elevarlas
al Tribunal y éste dicte la sentencia de rigor, han sido engavetadas
para no afectar intereses de poder político. En sí, estamos ante un
proceso electoral amañado, sucio y sin certeza democrática.
Para el colmo, son candidatos faltos de estrategias y peor aún,
carentes de inteligencia. En el caso de los “protestantes” del IX
Distrito, ya no sabemos si Alejandra Soriano los está utilizando para
sus propios fines o si éstos se están colgando de sus avances para
alcanzar uno que otro voto perdido por ahí. Lo que sí tenemos cierto es
que nos están demostrando con creces que no tienen idea de los
procedimientos legales para impugnar a su contrincante. No usan el
sentido común y eso, señores, debería darles vergüenza. Es deplorable
ver que dinero del erario público se dilapide en actos que riñen contra
la moral, al hacer campañas sin sentido ni fundamento. Todos los
candidatos por el distrito de Tuxtla están obligados a hacer campañas de
altura, no mamarrachadas.
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