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Las dos fugas del líder del Cártel de Sinaloa

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El 9 de junio de 1993, la PGR anunció que Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, líder del Cártel de Sinaloa, era capturado cerca de la frontera de Chiapas con Guatemala.

El entonces procurador Jorge Carpizo señaló que el capo fue entregado por autoridades locales a la PGR para procesarlo en primer término en el penal de Almoloya de Juárez -hoy llamado del Altiplano-, y en noviembre de 1995, trasladarlo al penal de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco.

De esta última prisión fue de la que “El Chapo” Guzmán se fugó por primera vez el 18 de enero de 2001. Entonces, circularon diversas versiones sobre los privilegios que el capo obtuvo mediante la corrupción de custodios y funcionarios del penal de Puente Grande, los cuales permitieron su primera huida.

Según la investigación conducida por la PGR tras su fuga, “El Chapo” Guzmán escapó del penal la noche del 18 de enero, escondido en un carrito de lavandería. La misma versión afirma que al menos 71 personas estuvieron involucradas en la huida del líder del Cártel de Sinaloa, de los cuales las autoridades acusaron formalmente a 62.

Durante el tiempo en que logró evadir a las autoridades, Estados Unidos consideró al capo como el narcotraficante más poderoso, razón por la que ofreció una recompensa de 5 millones de dólares para aquel que brindara información que llevara a su captura.

En 2009, por ejemplo, la revista “Forbes” incluyó a “El Chapo” en su lista de personajes más ricos y poderosos del planeta, luego de calcular que poseía una fortuna de mil millones de dólares.

No obstante, la madrugada del 22 de febrero de 2014, Joaquín Guzmán Loera fue recapturado por elementos de élite de la Marina Nacional en Mazatlán. Según detalles provistos por el entonces procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, acciones de inteligencia permitieron ubicar al narcotraficante en dicha ciudad, en la cual utilizaba una red de túneles que le asistieron a evadir su captura.

Desde entonces, cumplía su pena por narcotráfico en el penal de máxima seguridad del Altiplano, del cual, de acuerdo con la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), “El Chapo” escapó la noche del sábado 12 de Julio del presente año. 

“El Chapo”, tuvo 4 horas o más para hallar una ruta de escape

El inmueble donde se ubica la desembocadura del túnel de mil 500 metros que le permitió a Joaquín Guzmán Loera evadirse por segunda ocasión, es un sitio de difícil acceso sobre un campo agreste y totalmente despoblado; no obstante, con caminos rurales cercanos que interconectan con al menos cuatro rutas rápidas hacia la ciudad de México, Toluca, Lerma o incluso Michoacán, además de que tampoco era imposible un aterrizaje, pues está sobre una loma con terrenos planos adyacentes.

“El Chapo” además pudo contar con al menos cuatro horas o más para encontrar una ruta viable y abandonar la zona, pues los vecinos cercanos al centro no reportaron movimiento alguno de vigilancia intensa, sino hasta las 3:00 o 4:00 horas del domingo, con la instalación de los primeros retenes en caminos y autopistas cercanas, a partir de entonces todo se convirtió en caos.

Desde este sitio, donde “El Chapo” alcanzó nuevamente la libertad, es posible ver a simple vista el campo militar del Octavo Regimiento Mecánico del Ejército, ubicado a menos de un kilómetro del lugar del túnel, del otro lado está el Centro Federal de Readaptación Social Número 1.

El inmueble del que salió el capo tras recorrer un túnel subterráneo de mil 500 metros [a unos 10 metros de profundidad] la noche del sábado —luego de permanecer poco más de 500 días en el penal del Altiplano—, consta de unos 120 metros cuadrados de construcción y una bodega de otros 100 metros cuadrados, donde se ubica la salida del túnel.

A unos 10 metros frente a la casa, que consta de unas tres o cuatro habitaciones con ventanas parcialmente ocultas, hay otro terreno bardeado de unos mil metros cuadrados lleno casi al tope de cascajo y tierra, presumiblemente extraído durante la construcción del túnel por donde escapó el jefe del Cártel de Sinaloa, aunque hay diversos amontonamientos de tierra en torno a todo el penal y en una amplia zona sobre la carretera principal.

Los tres espacios forman un conjunto ubicado a lo alto de una loma de la colonia Santa Juanita, muy cerca del poblado de La Palma. Desde ese punto es posible ver las torres de vigilancia del centro y sus bardas de más de 20 metros de altura, así como parte de su estructura externa como tanques de agua y luminarias altas, de gran potencia durante la noche, pero sin alcance hasta esa zona.

Para llegar al lugar no hay un acceso directo desde el centro, hay que rodearlo por su lado derecho tomando caminos de terracería que suben, bajan, se angostan repentinamente o se cortan caprichosamente, ya que hay cúmulos considerables de tierra por aquí y por allá, hoyos, zanjas, caminos a medio construir, rutas cerradas o bloqueadas y un verdadero caos en torno del penal, debido a las obras de ampliación del Sistema Cutzamala, lo que pudo facilitar al capo la huida, debido a la presencia alrededor del centro de enormes tubos PVC [similares a los que se supone usó para el túnel], que ya están conectados pero permanecen descubiertos.

El inmueble no tiene un camino directo hacia el penal, pero sí un camino principal que se termina justo ahí y va en sentido contrario a la ubicación del centro.

También hay pequeños caminos rurales que pueden alcanzarse bajando la loma, cruzando un arroyo y luego una zona de cultivos. Estos pequeños caminos, todos en muy mal estado debido a las lluvias, conectan con algunos más grandes y de esta forma se pueden alcanzar fácilmente las autopistas libre o de cuota a Atlacomulco; la de cuota también a Morelia, la carretera a Toluca y el entronque con la autopista a Lerma y de ahí a la ciudad de México.

Para alguien que conozca la zona, también es posible llegar al centro de Almoloya de Juárez y de ahí salir a interconectar con la autopista a Valle de Bravo o a Zitácuaro, Michoacán, todo en cuestión de 20 minutos o media hora, incluyendo la caminata.

Los vecinos más cercanos en el área están a medio kilómetro y sólo algunas personas refirieron que la construcción tiene poco más de un año y que eventualmente algunos carros de lujo pasaban por ahí y se detenían por algunas horas.

Aunque el comunicado que oficializa la segunda evasión de Guzmán Loera fue emitido alrededor de las 24:00 horas del sábado por el Sistema Nacional de Seguridad y se reporta que la evasión pudo ocurrir poco antes de las 21:00 horas, los vecinos de La Palma y Santa Juanita no reportaron ningún movimiento inusual en la zona.

El señor David González, quien tiene un negocio de alimentos a medio kilómetro de la entrada principal del Cefereso, aseguró que se trató de una noche tranquila, y al igual que Adriana Cruz, del poblado de Santa Juana [cercano al de Santa Juanita], no reportó sobrevuelos en la noche que se supone estarían tratando de localizar al capo.

En la cabecera municipal de esta localidad, los comerciantes que se instalan el domingo señalaron que no escucharon patrullas sino hasta como a las 6:00 de la mañana y que fue tan tranquila la noche, que el silbato del tren que pasa muy cerca del Cefereso se escuchó a las 3:50 a lo lejos.

La extradición a EU que nunca llegó


Desde su segunda captura el 22 de febrero de 2014, el gobierno de México siempre expresó su rechazo a cualquier petición del gobierno de Estados Unidos para extraditar a Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, con el argumento de que primero tendría que ser juzgado en nuestro país.


A través del entonces procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto desestimó las peticiones de la justicia norteamericana, mismas que se expresaron públicamente, pero que jamás se concretaron.


Sin embargo, la defensa de Guzmán Loera jamás se confió y comenzó a tramitar amparos contra su eventual extradición después de su arresto, juicios que han sido desechados por los juzgadores federales debido a que la PGR y la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) negaron que se haya iniciado el trámite para ponerlo a disposición de la justicia estadounidense.

El pasado 20 de enero, Murillo Karam dijo que autoridades de Estados Unidos le habían adelantado de forma extraoficial que era inminente la presentación de una solicitud formal de extradición contra Guzmán Loera, ya que cuenta con siete acusaciones directas en Cortes Federales de Estados Unidos por delitos como tráfico de drogas, conspiración y “lavado” de dinero.

Siete días después, el ahora ex procurador volvió a desestimar la petición de Estados Unidos de manera irónica. En entrevista con la agencia AP, Murillo dijo: “Yo puedo aceptar la extradición, pero en el momento que yo diga. El Chapo se tiene que quedar aquí a cumplir su condena y después lo extradito. Unos 300-400 años después, falta mucho”, fueron las palabras del ex procurador.

Ni esas declaraciones calmaron al capo sinaloense, cuyos abogados tramitaron un juicio de amparo, mismo que fue desechado por el Juzgado Décimo de Distrito de Amparo en Materia Penal con sede en el Distrito Federal el pasado 3 de febrero, ya que no había petición. - Vía EL UNIVERSAL -

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