Tuxtla Gutiérrez.- “Qué marido y qué mujer no se pelean, y más cuando se mete la suegra”, bromeó el Papa Francisco, instantes después de escuchar el testimonio de cuatro familias completamente distintas en el encuentro con unas 100 mil personas en el estadio Víctor Manuel Reyna de Tuxtla Gutiérrez.
Sus palabras arrancaron el aplauso de los asistentes, quienes comenzaron a llegar desde las primeras horas de este lunes.
“Echarle ganas”, la frase utilizada por Manuel, el niño discapacitado perteneciente a una de estas cuatro familias, fue recuperada por el Papa Francisco y se convirtió en el eje de su mensaje papal.
Pidió así a todos echarle ganas, porque, dijo, es lo que el Espíritu Santo hace: echarle ganas.
“Cuando el pueblo de Israel creía que estaba todo perdido, el padre de Dios le echó ganas. Y cuando parecía que todo estaba perdido para la humanidad, el padre de Dios le echó ganas y nos mandó a su hijo.”
“Podemos preguntarnos por qué. Nuestro padre Dios no sabe hacer otra cosa que echarnos ganas y llevarnos adelante. Porque su nombre es amor, es donación, es entrega, es misericordia.”
“En Jesús y con Jesús ese reino es posible. Es capaz de transformar nuestras miradas, nuestros sentimientos, muchas veces aguados por fiestas”.
“Muchos adolescentes sin ánimo, sin fuerza, sin ganas. Y como bien dijiste, Manuel, esa actitud nace porque se sienten solos, porque no tienen con quién hablar.”
Recurrió un poco también al mensaje de Beatriz, una madre soltera, de oficio enfermera, quien llegó desde la Ciudad de México. A llega le preguntó después de su testimonio: cuántas veces te sentiste, juzgada, señalada.
El Papa Francisco, quien se sentó en una silla elaborada por artesanos chiapanecos, hizo un llamado para no caer en la precariedad, porque, esta, dijo, “no solo hace daño al estómago, sino también al espíritu.”
“Existe una precariedad que puede ser muy peligrosa, que se nos puede ir colando. Es la precariedad de la soledad y el aislamiento.”
“Hoy en día vemos y vivimos por distintos frentes, como la familia está siendo cuestionada. Se cree que es un modelo que ya pasó de moda y que ya no tiene espacio en nuestra sociedad. Con la excusa de la modernidad se propicia un modelo basado en el aislamiento.”
“Terminamos siendo colonias a costa del núcleo de la familia, que es la base de la sociedad. Vivir en familia no siempre es fácil, a veces es doloroso.”
“Prefiero una familia que lucha todos los días, a una sociedad enferma”, dijo el Papa Francisco, quien volvió a romper el protocolo para bendecir a un niño con capacidades diferentes, quien fue alzado en una silla frente al lugar donde se realizó la ceremonia.
“Una familia perfecta nunca discute, ¡mentira! El único consejo es que no terminen el día sin hacer la paz. Porque si terminan el día en guerra, van a amanecer en guerra fría. Y una guerra fría es muy peligrosa.”
El Papa agradeció a las cuatro familias que dieron su testimonio, presentadas por monseñor Francisco Javier Chabolla, especialmente a la familia Hernández Robledo, encabezada por una pareja que lleva 50 años unida.
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