Por vez primera un movimiento magisterial se prolongará por las
vacaciones de verano las cuales concluirán, para los profesores de
educación primaria y secundaria, el próximo 14 de agosto.
El cálculo de la Secretaría de Educación de que el movimiento no
resistiría las vacaciones, porque el maestro puede perder clases, pero
no sus días de asueto, fue equivocado.
Ahora se corre el riesgo, además, de que el paro magisterial se
propague a diversos estados, por la debilidad que se observa del SNTE y
un liderazgo con agujeros de Juan Díaz.
La hegemonía de Elba Esther Gordillo en ese sindicato se ha perdido.
En diversos estados empiezan a surgir grupos que cuestionan el papel de
la dirigencia del SNTE, su aura de corrupción y de aceptación dócil a
las instrucciones de Aurelio Nuño.
Juan Díaz tiene además cortados los hilos de comunicación con la
CNTE, a diferencia de la lideresa comiteca, que hablaba con los
dirigentes de la Sección 7, intervenía en las negociaciones y era pieza
clave en los acuerdos con la disidencia.
El dirigente de la SNTE no tiene esa habilidad. Es un burócrata cuyo
papel es acatar los acuerdos surgidos en Los Pinos o en la Secretaría de
Gobernación, pero su falta de protagonismo y de oficio sindical harán
que este movimiento crezca cuando regresen a su lugar de trabajo el 15
de agosto las profesoras de las diferentes escuelas de educación básica.
Ante la sobrevivencia del movimiento magisterial, existe una
preocupación de muchos gobernadores para contener lo que podría ser una
avalancha incontrolable de manifestaciones, que amenaza incluso con
brotar en entidades tradicionalmente apáticas a las luchas gremiales de
la educación.
En las entidades en donde el movimiento magisterial se ha mantenido
activo en estas vacaciones, profesores comprados por el gobierno, aparte
de ser orejas, tienen un papel claramente asignado: proponer y defender
acciones extremas que desprestigien a esta lucha gremial.
Nuño y compañía están felices que esa simpatía que ha despertado el
movimiento magisterial en la sociedad se debilite por bloqueos
carreteros, de aeropuertos y de plazas comerciales.
Es más, la policía no desalojarán ningún bloqueo para que la sociedad
–que ya padece “el mal humor” provocado por la ineficiencia de Enrique
Peña Nieto– se irrite todavía más. Así, para un automovilista, para una
empresaria, para un pequeño comerciante –y hay quienes lo creen
sinceramente–, la mala marcha de su negocio más que deberse a la Reforma
Fiscal y debilidad económica del país, es por la irrupción de “vándalos
de la CNTE”.
Esos profesores que rabian a morir como si fueran los últimos hijos
del socialismo totalitarista y que proponen y defienden estrategias
anarquistas, son los que a diario deben rendir cuentas para verse
cumplidas las estrategias de la Secretaría de Gobernación. Y es posible
que propongan acciones descabelladas y violentas cuyos saldo de
perjudicados se contabilicen solo del lado de la sociedad y jamás en el
lado de la clase política, que debería ser el verdadero objetivo.
Los dirigentes de la CNTE tampoco pueden doblar los brazos y agachar
la cerviz en estos momentos, porque no solo se lo reclamarían sus
seguidores, sino también una buena parte de organizaciones sociales que
han apoyado a este movimiento social como a ningún otro dentro de la
historia reciente de las manifestaciones en México.Vía Chiapas Paralelo.
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