Desde
que empezó hace más de un año su campaña por la presidencia de los
Estados Unidos, Donald Trump mantuvo en su discurso el tema de la
migración y la deportación de los indocumentados, así como su propuesta
de construir un muro y que lo paguen los mexicanos “de una o de otra
forma”.
Algunos
creyeron que al llegar a la presidencia su discurso cambiaría pues
consideraron que no es lo mismo estar en campaña que asumir las
funciones de gobierno, pero la realidad de la primera semana de Donald
Trump en el poder indica lo contrario.
Al
presidente Enrique Peña Nieto lo invitó para iniciar las negociaciones
sobre los diversos asuntos de interés para las dos naciones, como el
comercio, la seguridad, la migración y la cita era para el 31 de enero.
La determinación de Donald Trump de renegociar al TLCAN se mantuvo y
como estrategia de debilitamiento, “disuadió” al gobierno de Canadá que
salió a decir que no respaldaría a México en la renegociación,
confesaron su amor por los mexicanos, pero su prioridad es el interés
del pueblo canadiense. Hacen bien.
El
discurso de Trump se empieza a concretar en acciones, deja de ser
palabra y firma documentos ejecutivos con los que ordena la puesta en
operación de sus promesas de campaña y, siendo un compromiso central la
construcción de un muro en la frontera de Estados Unidos con México,
ordenó la canalización de fondos públicos federales para que inicie de
inmediato su construcción, que insiste, pagaran los mexicanos.
La
reacción en México ante esta información fue de indignación y coraje.
Diversos personajes de la política, la empresa y la academia, pidieron
al presidente Peña Nieto cancelar su viaje por considerar que no había
condiciones de negociación pues el escenario planteado por Donald Trump
era de imposición de su visión e intereses.
Mediante
un mensaje a la nación, el presidente Peña Nieto expresó que México
estaba en contra de la construcción de un muro y a favor de la
construcción de puentes, ofreció y pidió respeto entre naciones
soberanas y confirmó que México no pagara un solo peso por la
construcción muro.
En
un mensaje falto de tacto diplomático, vía twitter, Donald Trump
publicó que si el presidente Peña Nieto no acudía a Washington para
negociar el pago del muro, lo conveniente era cancelar la visita.
Unas
horas después, vía twitter, el presidente Peña Nieto canceló la reunión
con Donald Trump, prevista para el 31 de enero, informó: “Esta mañana
hemos informado a la Casa Blanca que no asistiré a la reunión de trabajo
programada para el próximo martes con el @POTUS”.
Diversos
personajes políticos como Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López
Obrador, Felipe Calderón y organizaciones empresariales, como el Consejo
Coordinador Empresarial, y la Coparmex así como sindicatos y partidos
políticos, han dado su respaldo al presidente Peña Nieto para que
mantenga una actitud de defensa y dignidad ante las pretensiones del
presidente Donald Trump, consideradas como ofensivas para México.
La
última ocasión en la que se dio una confrontación de este tipo entre el
gobierno de Estados Unidos y el de México, fue en 1938, y desembocó en
la expropiación petrolera decretada por Lázaro Cárdenas, después de que
algunos empresarios extranjeros le dijeron que no era capaz de realizar
esta acción. La tensión se mantuvo por algunos años, hasta que el
gobierno estadounidense solicitó apoyo a México, cuando determinó
participar en la Segunda Guerra Mundial, tanto en Europa, como en Asia.
Hoy
las condiciones son otras pero el discurso proteccionista y
nacionalista del presidente Donald Trump posiblemente sea el principio
del surgimiento de respuestas en el mismo sentido e intensidad y podría
llegar de fuera de sus fronteras vía el proteccionismo y nacionalismo de
otros países, aplicado a las marcas y productos etiquetados en Estados
Unidos.
La no asistencia del presidente Peña Nieto a su cita con Donald Trump le traerá la popularidad perdida,
pero no será bueno para la economía y las finanzas que son dependientes
de los negocios con las empresas de Estados Unidos y las inversiones de
diferentes países que desean aprovechar el TLC, ahora en vías de
extinción.
Para Peña Nieto la confrontación provocada por Donald Trump le traerá beneficios en su imagen
y le permitirá multiplicar sus contactos con otros países para
establecer intercambio comercial, cultural, diplomático y tecnológico,
lo que no es novedoso y se busca desde hace más de cincuenta años de
manera insistente por los gobiernos que creían en la “Revolución
Mexicana”, ese fue el objetivo de los viajes al extranjero que
realizaron diferentes presidentes entre las décadas de los sesenta y los
ochenta.
Con
la llegada al poder de los “tecnócratas” esa tendencia se abandonó
hasta llegar a este momento en el que el gobierno de Estados Unidos,
principal impulsor de la globalización, el comercio internacional y la
exportación de sus empresas, abandona y traiciona el proyecto del
“capitalismo salvaje”, que todavía no ha despertado, pero lo hará cuando
los boicots en el mundo empiecen a operar en su contra. Vía Yahoo Noticias Enrique Pérez Quintana
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